Seguramente, en un cartel como el del pasado festival de Benicassim, a mucha gente le pasó desapercibida la presencia de los Friendly Fires. Por lo menos a primera vista los ojos se iban a Strokes, Arcade Fire, Arctic Monkeys... También seguramente por eso Friendly Fires podrían haber sido considerados como "tapados", un grupo más entre los nombres de "segunda fila". Pero Ed Macfarlane es bastante más que un segunda fila, y lo demostró con creces.
De la cantidad de buenas bandas y actuaciones vistas en Benicassim, yo personalmente guardo un recuerdo especial de Macfarlane y los suyos. También fue una de las últimas apariciones de Richard Turner, trompetista de la banda en directo y muerto poco tiempo más tarde y quizás eso contribuya aun más a mitificar la actuación.
Los Friendly Fires salieron a las tablas con la confianza de quien sabe que tiene un espectáculo magnífico, que disfruta desarrollándolo y que conecta con el público de forma directa y sincera, arrastrándolo en su disfrute y moviéndolo como nadie. En eso, el carisma de Macfarlane tiene una culpa tremenda. Es el showman perfcto, y lo sabe. Su forma de moverse en el escenario, su estética, su capacidad para hacerte partícipe de su actividad febril... que coño, hasta su forma de sudar es cool, y poca gente sabe explotarse como él.
Todo ello, unido a una banda más que solvente, que a lo largo de los dos álbumes que tienen publicados han elaborado temas luminosos, bailables y divertidos, hicieron del concierto, y pese a la hora tardía en que el personal empezaba a decaer, una macrofiesta de baile y movimiento. Por el show desfilaron con fuerza Live those days tonight, Show me lights, Paris, Kiss of life o esta magnífica versión del On board:
Si me preguntasen por los mejores conciertos del pasado FIB, Friendly Fires podrían bien estar en tre los 5 primeros, sin ninguna duda.
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